Saludo de Pascua

Fiesta de Pascua de Resurrección.

“He resucitado y todavía estoy con Uds.”

La presencia del Señor Resucitado se hace palpable en la Iglesia, en todo tiempo, pero especialmente en este tiempo de Pascua. ¡Jesús está vivo y presente en nuestras vidas!    

Si alguien haría una encuesta hoy a los cristianos, la mayoría diría que sí, cree en la Resurrección de Jesús. Sin embargo, muy pocos han experimentados en sus vidas personales «la fuerza de su Resurrección». Los mismos apóstoles fueron muy lentos en cree en la Resurrección. Era algo tan inaudito, demasiado maravilloso, increíble. Durante el tiempo entre la Resurrección y la Ascensión, Jesús «se les había presentado vivo durante 40 días, dándoles muchas pruebas, mostrándose y hablando del reino de Dios». Solamente después de la venida del Espíritu Santo su fe les transformaba hasta el fondo de sus personas. Entonces eran hombres nuevos.

Esta es la gracia que Dios quiere regalar a cada uno hoy y durante este tiempo. En la Liturgia de estos 50 días nosotros también estamos renovando y profundizando nuestra fe «en la fuerza de su Resurrección» y la acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas. En este tiempo hasta Pentecostés, las lecturas de las Misas relatan las varias apariciones de Jesús Resucitado. Era un tiempo muy importante para los Apóstoles y para nosotros. Las lecturas de los Hechos de los Apóstoles revelan como el testimonio de la Resurrección empezó a cautivar mucha gente. De 120 personas reunidos en oración en el Cenáculo, esperando la «prometido del Padre», en poco tiempo miles de nuevos cristianos fueron transformados por su testimonio y por el bautismo. En este tiempo esperamos un nuevo Pentecostés en nuestra Iglesia.

         Es un tiempo propicio para renovar las gracias de nuestro Bautismo y de nuestro Confirmación. Por eso, anoche tuvimos la renovación de nuestras promesas bautismales. Hoy en la segunda lectura S Pablo nos exhorta de buscar los bienes del cielo, sobre las de la tierra. Nuestras vidas están «escondidas con Cristo en Dios». Un cristiano ha renunciado una vida mundana. Vive más bien sobriamente, agradecido por todo hasta las cosas sencillas.

         Es un tiempo de un gozo espiritual profundo. «En verdad es justo y necesario, es bueno y digno, gozar con el Señor por la alegría que él experimentó en este día, cuando resucitó de la muerte. Creo que, en primer lugar, Él está pleno de gozo por la gloria que su Padre ha recibido y manifestado a todo el mundo. También desborda su gozo por la fecundidad de su victoria en beneficio de nosotros.»

         También el gozo de María en este día es insuperable, profundo y estático. Cuando el sufrimiento es más hondo, los frutos de ello son aún más grande y produce un gozo más grande.

Pidamos a María la gracia de conocer más las riquezas de gracias que Jesús nos ha merecido por su Pasión y Resurrección. FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS.



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